«La transfusión de sangre ha sido identificada como uno de los procedimientos médicos más sobreutilizados en pacientes hospitalizados. Una estrategia que permitiría reducir la exposición de los pacientes a la sangre es a través de la implementación de una política de transfusión de una sola unidad, en lugar de dos, para pacientes estables, sin hemorragia y con anemia sintomática. La decisión de transfundir sangre es compleja y depende de varios factores, además, los riesgos de la transfusión se deben sopesar contra los beneficios esperados. La transfusión de dos unidades de sangre a la vez ya no se considera una forma de tratamiento “estándar” para pacientes anémicos sin sangrado activo. Existe una gran oportunidad para reducir el uso excesivo de la transfusión y fomentar las transfusiones de una sola unidad.»
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